Las puertas de garaje están construidas bajo unos estándares de calidad regulados, lo que garantiza su resistencia y seguridad. No obstante, son elementos que están sometidos a un uso constante, ya sea en una vivienda, empresa o comunidad. Por ello es necesario revisar periódicamente que todos los componentes se encuentran en buen estado y que no se han desgastado a un nivel que comprometa la seguridad.
¿Por qué es importante el mantenimiento de las puertas?
Una puerta en buen estado no solo aporta seguridad al entorno, sino que también te ayuda a ahorrar dinero a largo plazo.
En lo que se refiere a la seguridad, el mantenimiento de las puertas influye en dos aspectos esenciales. En primer lugar, hay que tener en cuenta que una puerta de garaje es muy pesada, por lo que si se rompe uno de los componentes que la sujeta y se descuelga puede arruinar bienes materiales de gran valor o, lo que es aún más grave, provocar una tragedia personal. Y, en segundo lugar, si una puerta de garaje no cierra bien están en peligro no solo los objetos que se guardan en el garaje, sino también la seguridad de toda la familia, porque suele ser una de las vías de acceso a la vivienda.
En cuanto al ahorro de dinero se consigue de dos formas. Por un lado, un correcto mantenimiento de la puerta evitará tener que asumir reparaciones costosas e imprevistas por la rotura de alguno de sus componentes y, por otro lado, incrementa la vida útil de la puerta, por lo que si se cuida bien se puede retrasar la sustitución por una nueva.
Señales de que tu puerta necesita una revisión
Se debe realizar un mantenimiento preventivo de la puerta del garaje una vez al año, pero hay ciertas señales que indican que debes avisar a un profesional para que revise tu puerta lo antes posible. Estas son algunas de ellas:
- Se escuchan ruidos al abrir o cerrar la puerta. El funcionamiento de la puerta debe ser fluido, si se producen ruidos puede ser señal de que los rodillos o el resorte de torsión estén desgastados por lo que necesitarán un reemplazo inmediato.
- La fuerza se mueve de manera extraña. El movimiento de la puerta debe ser estable, si la puerta hace movimientos irregulares al abrir o cerrar y nada bloquea los rieles, puede que la torsión o el resorte de extensión tengan problemas de tensión. En este caso un profesional debe regularlo a los niveles adecuados para garantizar la eficiencia y seguridad de la puerta.
- Los rieles están mal alineados. La puerta está diseñada para deslizarse sobre unos rieles con facilidad, sin embargo, con el tiempo y el uso pueden aparecer espacios o dobleces en estos que aumentarán por el peso de la puerta. Esto es un problema que requiere la intervención urgente de un profesional porque puede ser muy peligroso utilizar una puerta en estas circunstancias.
- La puerta no abre, pero los motores tienen potencia. Si esto ocurre, muy probablemente se deba a que uno de los resortes de la puerta esté dañado y el resto del sistema de apertura no pueda levantarla.
- Alguno de los elementos que regula la tensión de la puerta durante la apertura y el cierre están rotos. Si los cables o resortes de tensión de la puerta se rompen, la puerta se caerá de golpe, creando una situación extremadamente peligrosa. Por eso, si detectas el más mínimo daño en estos componentes, debes contactar con un profesional para que los reemplace de forma urgente.
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